Cómo afrontar los desafíos de la movilidad: una guía para la atención post-ictus

Cómo afrontar los desafíos de la movilidad: una guía para la atención post-ictus

Un accidente cerebrovascular, o también conocido como derrame cerebral, es un evento que cambia la vida y afecta no solo la salud física de las personas, sino también su movilidad e independencia. Un ataque cerebral ocurre cuando el flujo de sangre de una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, esto priva al tejido cerebral de oxígeno y nutrientes necesarios para funcionar correctamente, como resultado, las células cerebrales empiezan a morirse rápidamente, lo que provoca daños o discapacidad.

Una vez ocurre un accidente cerebrovascular, es necesario afrontar los desafíos de la movilidad para iniciar con el tratamiento oportuno. En esta publicación, compartiremos contigo cuáles son los problemas de movilidad que pueden surgir después de un derrame cerebral y te compartiremos algunas estrategias para gestionarlos de forma eficiente.

Comprendiendo los desafíos de la movilidad tras un accidente cerebrovascular

Los problemas de movilidad son comunes en los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular debido al daño causado al cerebro, que puede afectar el movimiento, el equilibrio, la coordinación y la fuerza muscular. Algunas dificultades comunes incluyen:

  • Hemiparesia: la hemiparesia es una consecuencia usual del accidente cerebrovascular, resultante del daño a las vías motoras del cerebro. Por lo general, se manifiesta como debilidad o parálisis en un lado del cuerpo, afectando el brazo, la pierna o ambos miembros del mismo lado. Esta debilidad puede variar en gravedad, desde leve a grave, y puede afectar significativamente el movimiento y el control de las extremidades afectadas. La hemiparesia puede dificultar la realización de actividades diarias como caminar, vestirse o sostener objetos, lo que a menudo requiere terapia de rehabilitación para mejorar la fuerza y la función.

  • Problemas de equilibrio y coordinación: el daño relacionado con un accidente cerebrovascular en áreas del cerebro responsables del equilibrio y la coordinación puede provocar dificultades para mantener la estabilidad postural y caminar de manera constante. Las personas pueden experimentar inestabilidad o sensación de mareo al estar de pie o caminar. Pueden ser necesarios ejercicios de equilibrio y coordinación, junto con dispositivos de asistencia como andadores o bastones, para mejorar la estabilidad y reducir el riesgo de caídas.

  • Deficiencias de la conciencia espacial: la negligencia espacial, una consecuencia común del accidente cerebrovascular, implica dificultades para atender o percibir estímulos en un lado del cuerpo o en el entorno circundante. Esto puede resultar en una falta de conciencia de un lado del cuerpo o del espacio, lo que dificulta navegar por los alrededores de manera segura. A menudo, requiere intervenciones de rehabilitación destinadas a mejorar la conciencia y la atención hacia el lado descuidado a través de ejercicios y estrategias específicas.

  • Espasticidad muscular: se caracteriza por un aumento del tono y rigidez de los músculos, puede desarrollarse después de un derrame cerebral debido a alteraciones en el control de la función muscular por parte del cerebro. La espasticidad puede afectar a varios grupos de músculos, provocando tirantez, rigidez y contracciones musculares involuntarias. Esto puede interferir con el movimiento y la movilidad, dificultando el inicio o control de los movimientos de las extremidades. Los enfoques de tratamiento pueden incluir medicamentos, fisioterapia, ejercicios de estiramiento y entablillado para controlar la espasticidad y mejorar la movilidad.

  • Fatiga: la fatiga posterior a un accidente cerebrovascular es un síntoma común y, a menudo, debilitante que puede afectar significativamente la movilidad y el funcionamiento diario. La fatiga puede ser el resultado del esfuerzo físico, desafíos cognitivos, factores emocionales o patrones de sueño alterados después de un derrame cerebral. Los sobrevivientes pueden experimentar sentimientos profundos de cansancio, debilidad o agotamiento, incluso con una actividad mínima. Manejar la fatiga implica equilibrar la actividad y el descanso, priorizar las tareas e incorporar técnicas de conservación de energía en las rutinas diarias para optimizar la movilidad y el bienestar general.

  • Deterioros cognitivos: los déficits cognitivos relacionados con los accidentes cerebrovasculares, como dificultades con la atención, la memoria, la función ejecutiva y la resolución de problemas, pueden afectar indirectamente la movilidad al perjudicar la capacidad de planificar, organizar y ejecutar movimientos de manera efectiva. Los deterioros cognitivos pueden conducir a una menor conciencia de seguridad, una mala toma de decisiones y un mayor riesgo de accidentes o caídas. Las estrategias de rehabilitación cognitiva se centran en mejorar las habilidades y estrategias compensatorias para mejorar la movilidad y la independencia en las actividades diarias.

  • Deficiencias visuales: los cambios visuales relacionados con el accidente cerebrovascular, como los déficits del campo visual, la hemianopsia, la diplopía (visión doble) o la negligencia visual, pueden afectar significativamente la movilidad al afectar la percepción visual, la percepción de la profundidad y la conciencia ambiental. Las discapacidades visuales pueden dificultar la detección de obstáculos, calcular distancias con precisión o navegar de forma segura en entornos concurridos o desconocidos.

Los desafíos de movilidad después de un accidente cerebrovascular pueden afectar significativamente la independencia y la calidad de vida de una persona. Sin embargo, con el apoyo, la rehabilitación y los dispositivos de asistencia adecuados, muchas personas pueden recuperar cierto nivel de su movilidad y adaptarse a sus nuevas circunstancias.

Es esencial que los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular trabajen en estrecha colaboración con profesionales de la salud, terapeutas y seres queridos para desarrollar estrategias e intervenciones personalizadas con el objetivo de abordar sus necesidades específicas de movilidad y mejorar su bienestar general.

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Consejos para gestionar los problemas de movilidad

Consejos para gestionar los problemas de movilidad:

Recuperar la movilidad después de un accidente cerebrovascular suele ser un objetivo importante durante los esfuerzos de rehabilitación. Sin embargo, el camino hacia una mejor movilidad puede ser complejo y desafiante, y requiere un enfoque multifacético. En esta guía, exploraremos algunas estrategias efectivas para abordar los desafíos de movilidad en la atención post-ictus.

Terapia de rehabilitación:

La terapia de rehabilitación es la piedra angular de la atención post-ictus y desempeña un papel vital en la mejora de la movilidad. La fisioterapia se centra en fortalecer los músculos, mejorar el equilibrio y reentrenar los movimientos afectados por la debilidad o parálisis inducida por un accidente cerebrovascular.

La terapia ocupacional ayuda a las personas a recuperar la independencia en actividades diarias como vestirse, arreglarse y cocinar. La logopedia aborda las dificultades de comunicación y deglución que pueden surgir después de un derrame cerebral. Estas terapias generalmente se adaptan a las necesidades específicas de cada individuo y pueden implicar una combinación de ejercicios, técnicas manuales y dispositivos de asistencia.

Dispositivos de ayuda:

Los dispositivos de asistencia pueden brindar un apoyo invaluable a los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular mientras trabajan para mejorar la movilidad y recuperar la independencia. Los caminadores, bastones y sillas de ruedas ayudan a las personas a mantener la estabilidad mientras caminan y se desplazan en su entorno. Las ayudas para la movilidad, como barras de apoyo, pasamanos y sillas de ducha, pueden mejorar la seguridad dentro del hogar. Se pueden usar dispositivos ortopédicos, como férulas, para apoyar las extremidades débiles o espásticas y mejorar la movilidad.

  • Para pacientes con impacto leve: la silla de ruedas Loh Medical Coyote es una excelente opción para personas que han sobrevivido a un derrame cerebral y necesitan apoyo para movilizarse. El marco de aluminio ligero facilita su transporte y almacenamiento, lo que es ideal para personas con movilidad reducida debido al derrame cerebral. Además, su diseño plegable permite que la silla sea más compacta y fácil de transportar en vehículos.

  • Paciente completamente comprometido: la silla de ruedas BREEZY RELAX 2 puede ser de gran ayuda para alguien que ha sobrevivido a un accidente cerebrovascular, ya que le proporciona un soporte postural adecuado y facilita el posicionamiento del usuario. Es ideal para personas que han experimentado debilidad muscular o pérdida de control después de un derrame cerebral.

Modificaciones en el hogar:

Modificar el entorno en casa puede hacerlo más seguro y accesible para los supervivientes de un accidente cerebrovascular con problemas de movilidad. Cambios simples, como eliminar los riesgos de tropiezo, instalar barras de apoyo en los baños y agregar rampas en las entradas, pueden reducir significativamente el riesgo de caídas y facilitar una vida independiente. Los terapeutas ocupacionales pueden evaluar el entorno del hogar y hacer recomendaciones de modificaciones adaptadas a las necesidades del individuo.

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Ejercicios de equilibrio:

Los ejercicios de equilibrio son esenciales para los supervivientes de un accidente cerebrovascular ya que ayudan a reducir el riesgo de caídas y mejorar la estabilidad al estar de pie y caminar. Estos ejercicios suelen centrarse en la fuerza central del cuerpo, los músculos de las piernas y la propiocepción (conciencia de la posición del cuerpo). Ejemplos de ejercicios de equilibrio incluyen pararse sobre una pierna, caminar del talón a la punta del pie en línea recta y realizar actividades con una tabla de equilibrio. Los fisioterapeutas pueden prescribir ejercicios de equilibrio personalizados según las capacidades y objetivos del individuo.

Ejercicios de fortalecimiento:

Los ejercicios de fortalecimiento ayudan a los supervivientes de un accidente cerebrovascular a recuperar la fuerza y la resistencia muscular, que a menudo se ven comprometidas después de un accidente cerebrovascular. Estos ejercicios se dirigen a grupos de músculos específicos afectados por debilidad o parálisis, como los brazos, las piernas y el core. Los ejercicios de fortalecimiento comunes incluyen entrenamiento de resistencia con pesas o bandas de resistencia, ejercicios de peso corporal y movimientos funcionales que imitan las actividades diarias.

Terapia acuática:

La terapia acuática, también conocida como terapia de agua o hidroterapia, utiliza la flotabilidad y resistencia del agua para facilitar el movimiento y la rehabilitación. Para los supervivientes de un accidente cerebrovascular, la terapia acuática ofrece un entorno de bajo impacto donde pueden realizar ejercicios y actividades con una carga reducida de peso en las articulaciones y los músculos. Los ejercicios acuáticos pueden mejorar la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio al mismo tiempo que brindan un entorno seguro y de apoyo para el entrenamiento de movilidad.

Integración y Participación Comunitaria:

La participación es un aspecto clave para la atención post-ictus, promueve el compromiso social, la independencia y la calidad de vida. Se anima a los supervivientes de un accidente cerebrovascular a participar en actividades y programas comunitarios que apoyen la movilidad y la interacción social. Esto puede incluir unirse a clases de ejercicio, asistir a grupos de apoyo, ser voluntario o participar en actividades recreativas adaptadas a sus intereses y habilidades.

Superar los desafíos de movilidad después de un derrame cerebral requiere paciencia, perseverancia y un enfoque integral para la atención posterior al accidente cerebral. Al comprender las causas subyacentes de los problemas de movilidad e implementar estrategias eficaces, los supervivientes pueden optimizar su proceso de recuperación y mejorar su calidad de vida.

Recuerda, con el apoyo y los recursos adecuados, es posible superar los desafíos de movilidad y recuperar la independencia después de un derrame cerebral.